miércoles, 23 de mayo de 2012

Elefantes

Un solo elefante es agresivamente notorio. Pero, si los elefantes son muchos, en la ciudad pasan inadvertidos. No se sabe bien a qué elefante mirar. Ni distinguir entre el elefante principal y los elefantes accesorios.Entre la manada, "todo da igual, nada es mejor”.



El modelo de “supuesto crecimiento con inclusión social” —que nunca existió— se está quedando sin nafta. Las argentinadas —de pura viveza criolla— como hacerles un spot de propaganda política en la jeta de los “giles” ingleses o de arrebatarles la renta petrolera a los “más giles” gallegos —con los que eran socios del vaciamiento— son “fulbito pa’ la hinchada”. No alcanzan para convencer a los simpatizantes de otros equipos. Hay que patear el hormiguero y cambiar el eje de la atención. A río revuelto, ganancia de pescadores.

Y más del conchetito que se ríe todo el tiempo —un vivo, en la sociedad de los giles que quieren ser vivos—. Se quedó con el negocio de hacer guita obligando a la Jefa a sacrificar algo de su imagen pública por no entregar su cabeza —elegida para estar donde está, justamente por ser tan insignificante— a sus antiguos socios mediáticos —que dejaron de serlo, porque ahora tiene otros en los que confía más, por ser irremediablemente chupamedias profesionales—. Se ríe porque durmió la causa, se ríe porque sacrificaron un funcionario por salvarle su pellejo, se ríe porque se la puso a la corpo del mal y a todos los medios que no están en la corpo del bien —todavía—, se ríe porque por orden de la mandamás, todos los compañeros tuvieron que defenderlo, y también pagar con imagen pública propia, a un advenedizo que está ahí porque algún experto de marketing dijo que le daba un aire canchero y juvenil al movimiento Nac & Pop con su guitarrita, su campera de cuero y sus pelos al viento. En definitiva, se ríe porque se sabe impune.

Otro que se ríe —por ahora—, es el bigotudo que maneja la caja de los grandes negociados —de los grandes de en serio—. Intervino la cia. petrolera arrebatada a los gallegos porque había sido literalmente vaciada y la empresa de FFCC que estaba igualmente fundida y encima empezaba a matar usuarios, ambas empresas que el “controlaba” y ayudaba económicamente —mandarlo al frente a él o a sus colaboradores, a esta altura del partido, para la Jefa es mandarse al frente sola—.

Encima está el problema de la cría. La Jefa sabe que es un "pato rengo" —como alguna vez dijo el riojano más famoso, cuando asumió que no podía sucederse y no tenía sucesor—. Resulta que ahora el gobernador "todo positivo, siempre para adelante", se siente el Cabezón modelo '95 —y percibe que le están haciendo lo mismo—. La Jefa no lo quiere de heredero, y los inútiles obsecuentes menos —odian reconocer que ellos no pueden crecer y que quien suceda a la Jefa puede descartarlos por otros obsecuentes de su palo—. Y es que la forma en la que los Nac & Pop construyeron su Poder político, les impide tener un heredero que no sea la Jefa en persona.

Pero, ¿qué pasa si dejamos de hablar de esos temas? Vemos que la guita rinde menos, que las paritarias se empezaron a resolver recién ahora y que hay mucho menos laburo que en el país de la propaganda política que pasan en las transmisiones de fútbol y en los medios de la corpo del bien. El mayor “logro” transita por la ciudad como un elefante rengo y bastante golpeado por la calle principal, y por más guirnaldas de colores y moños que le pongan sólo no lo ven los muy fanáticos o los que no quieren admitir que pueden estar equivocados.

Entonces un carismático Juez, con su irreprochable manejo del tiempo procesal, de pronto soltó dos elefantes más.

Primero a los hermanitos macana y su contador veloz; que transformaron a la lucha por los DDHH en una constructora gigantesca, quebrantada y fraudulenta –de habérselo propuesto, los apologistas de la Dictadura, nunca lo hubieran hecho mejor—. Pronto, el Juez con más motivos para hacerle un juicio político del mundo, aclara que los acusa sólo a ellos de afanarse 700 palos de fondos públicos. No vaya a que por profundizar se lleve puesto al ministro de los bigotes y los negociados que –oh, casualidad— era quien les daba la guita y los controlaba.

Después se acordó que lo tenía procesado al alcalde Isidorito –el eterno niño ricachón que sueña con ser presidente, Jefe del artificio de la ciudad multiplicada de elefantes y del otro artificio de la oposición amarilla que se opone un poquito, pero no mucho—. Acusado por chupar algún teléfono, en el país donde nadie dice más nada gravitante por teléfono. Hasta su padre lo mandó al frente. Le dijo al Juez Impresentable que le había pedido a la banda de amigotes de turbios antecedentes policiales de su hijo alcalde, que le hicieran un favor: pinchar el teléfono de un yerno que no le cabía mucho. Estos policías devenidos en James Bond del subdesarrollo, pincharon a opositores, miembros de centros de estudiantes de escuelas secundarias, algún periodista que otro y, como si fuera poco, el capo de la central del renontraespionaje usó el equipo para su propio beneficio: espió a un dirigente de AMIA que lo acusa de estar implicado en el atentado de 1994 —quien denunció a la Justicia a esta manga de pelotudos inservibles—.

Más grave que eso todavía, Isidorito se hizo cargo del subte sin saber lo que agarraba. Cuando vio la masacre de Once y se dio cuenta que los subtes son una tragedia latente, se cagó en las patas y quiso devolverlos después de poner el garfio —al pedo, durante su gestión se derrumban edificios por construcciones supuestamente inspeccionadas, y la gilada no reacciona como por Cromagnon por a cantidad de muertos—.

Encima, la corpo mala lo defiende un poco, Isidorito se envalentona y no se hace cargo, y hace lo que más saber hacer: el ridículo. La empresa concesionaria aprovecha y no da aumento a los empleados, que por ir al paro le dan una patada en los huevos al niño ricachón que sueña con ser presidente —y nunca lo será, gracias a Dios—.

Se vienen otro elefante judicial: si lo reeligen al camionero morochón —otro ex amigo— como el capo del sindicalismo vernáculo, van a desempolvar sus causas —medicamentos truchos y corrupción en su sindicato, su empresa recolectora de basura con cuentas en un paraíso fiscal europeo, que él asegura no le pertenecen—.

Al mismo tiempo, la Jefa se va de excursión al otro lado del Atlántico a una dictadura tropical diamantera-petrolera. Dejando en alguno de los lockers del Aeropuerto de Ezeiza las convicciones y tomando un rápido curso de pragmatismo en el vuelo, los Nac & Pop buscan combustible barato para paliar la crisis energética y un mercado para sus empresarios amigos —y de paso equilibrar las balanzas comercial y de divisas, mantenidas a los ponchazos por el secretario Polémico mediante el control de las importaciones y de la compra de rúcula, que sólo autoriza cuando alguien con poder mediático y económico sale a putearlo públicamente o cuando le avisan que en su afán nacionalista, termina prohibiendo la entrada de cosas que acá no se producen—. Don Polémico es el mismo que curó la fiebre de la inflación rompiendo el termómetro del organismo de estadística del Estado —y ahora le da, por ejemplo, que con 40 mangos por día una "flia. tipo" no es indigente, y con menos de $100 se puede considerar de clase media; o sea, si tenés un sueldo de más de 3 lucas, ¡sos rico!—.

Antes de que Marce vuelva a la Televisión y empecemos a hablar de culos, de tetas, de alguna performance de algún bailarín famoso y de escándalos mediáticos guionados, y todos los elefantes den igual como en el tango de Discépolo, volvamos al principio.

Miremos cómo eran las 200 empresas de mayor facturación durante los años 90: el 40% de ellas eran extranjeras. En la etapa Nac & Pop, ese porcentaje subió al 60%. El 70% de las compañías multinacionales manejan hoy el 50% de las exportaciones. Una de las primeras medidas dictadas por Martínez de Hoz durante la dictadura fue sepultar una legislación progresista de Perón e instalar un mecanismo jurídico según el cual se pone en pie de igualdad a capitales nacionales y extranjeros. Para dar un solo ejemplo: ambos tienen el mismo acceso al crédito. Los de afuera les llevan muchas más ventajas a los de adentro, y la principal es que ante un conflicto con el Estado pueden apelar al Ciadi, algo que los argentinos tienen vedado —esto último fue una creación libre del menemismo, que profundizó así la idea de Martínez de Hoz—.

La pregunta es por qué los gobiernos "progres" no abortaron esa disposición y continuaron adelante con la misma política... Los Nac & Pop y los neoliberales comparten la opinión de que anular la medida de Martínez de Hoz implicaría alejar a inversores. Pero eso no es cierto, puesto que ni Brasil ni la India la tienen y son pujantes.

Los Nac & Pop no cambiaron la raíz productiva del país porque ese no es su "modelo". Al principio no lo hicieron porque decían estar apagando el incendio de la herencia recibida. Después dijeron que necesitaban tiempo y que el se iba a profundizar en un futuro. Pero lo cierto es que disfrutaron del viento de cola durante años, cuando convenía ir a fondo, tampoco lo hicieron. Ahora no quieren porque la crisis internacional arrecia.

La verdad es que para cambiar el perfil productivo hace falta voluntad de cambio, y no un populismo a la bartola, con gran nivel de improvisación, con una economía de la arbitrariedad y la idea populista de que sólo vale el presente porque soy la mayoría.

La corrupción afecta a la economía. Que los privados rapiñen, vacíen y coimeen no sería posible si el Estado no se los permitiera. Que los funcionarios hagan lo mismo, es porque los emprearios los coimean y comparten la misma forma de hacer guita. En un país donde se naturaliza la corrupción, los cambios de reglas, la incertidumbre y hasta el desconcierto, el capitalista externo que viene es el pirata acostumbrado a la ganancia rápida y al menor costo posible: comprar y explotar lo existente hasta que se termine, llevarse toda la ganancia posible y pedir monopolios, leyes especiales y colusionar con funcionarios del Estado para garantizarse inmunidad.

Pero los Nac & Pop están lejos de estar acabados: se apoderaron de la renta del petróleo y muy pronto el manotearán a las mineras para hacer caja, sostener el consumo y llegar bien posicionados a los comicios de 2013. Se puede seguir ganando elecciones, pero el problema es más profundo.

No falta tanto para que se cumplan los diez años del modelo. Continuarán mostrándonos hasta el hartazgo todo lo que se mejoró —que fue mucho, muchísimo—. La pobreza, por ejemplo, se redujo un 25%, la desocupación —real—bajó casi lo mismo, a fines de 2010 se logró recuperar el poder adquisitivo de 1998 —a pesar de una inflación de entre el 25% y el 30% anual desde 2007–, hubo avances en los derechos civiles, se dictó una Ley de Medios en democracia —no muy buena que digamos, pero perfectible—, se encarceló a muchos genocidas de la última Dictadura —pero casi no se tocó a los servicios, a la policía del gatillo fácil y se toleraron desapariciones—, y se recuperó el valor de la política archivando los cantitos de cancha de 2001 —que sin contenido revolucionario, no valen absolutamente nada, como quedó demostrado—.
El asunto es que no puede verse todo desde la perspectiva de 2001. Ya ha pasado una década. Tenemos que ver las cosas que no se hicieron, las que se ejecutaron mal y las que lamentablemente ya no pueden ser reparadas. Si no hacemos eso, estamos falsificando el análisis de la política.

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