domingo, 9 de septiembre de 2012

Semana 36

La suma de todos los miedos

Semana maquiavélica en el país de los elefantes (reales, ficticios, artificiales y de humo). Alguna vez el Riojano más Famoso aseguró que “El Príncipe” era su libro de cabecera. Pero más allá de la anécdota, el libro que Niccolò di Bernardo dei Machiavelli (1469-1527) escribiera en el Renacimiento sigue cobrando actualidad. Y es que el Poder no se detenta, se ejerce muchachos: y cuando se descascara el relato Nac&Pop porque el elefante de la economía (la base del relato misma) se descascara y no se puede blanquear a la cal como al sonriente arribista de la guitarra, hay que no sólo recuperar la centralidad y hacer bailar a los demás el mambo, hay que recordarles lo infinitamente insignificantes que son los que no lo tienen. 


Ya lo decía Maquiavelo sobre disputa de si vale más para el príncipe ser amado que temido reconoce que el ideal es conseguir ambas a la vez, pero como es difícil de conseguirlo “es  mucho más seguro ser temido primero que amado”.

Y es los hombres “son ingratos, volubles, simuladores y disimulados que huyen de los peligros y están ansiosos de ganancias, mientras les haces el bien (…) te son enteramente adictos, te ofrecen su sangre, su caudal, su vida y sus hijos, cuando la necesidad está cerca; pero cuando la necesidad desaparece, se rebelan (…) porque las amistades que se adquieren con el dinero y no con la grandeza y nobleza del alma, no son de provecho alguno en los tiempos difíciles”.

Cualquier similitud con la amenaza a desfinanciarles sus feudos a los gobernadores e intendentes tanto opositores como del propio palo no es mera coincidencia. Como el gobernador Todo Positivo, Siempre Para Adelante (elevado artificialmente por los Peronistas Anti y algunos operadores de la prensa del mal a la condición de posible liquidador del modelo desde adentro) fue obligado a hacer gala de una genuflexión humillante para pagar los aguinaldos de la provincia artificialmente inviable (por las dudas le pusieron al lado al Calabró al Revés, que no deja de afilar el puñal traicionero en sus propias narices). 

Los hombres tienen menos consideración en ofender a uno que se haga amara que a uno que se haga temer, pues el amor se retiene por el vínculo de la gratitud, el cual, debido a la perversidad de los hombres, es roto en toda ocasión de propia utilidad; pero el temor se mantiene con un miedo al castigo que no abandona a los hombres nunca.”

Del mismo modo que en su pago chico ponen y voltean a gobernadores a su antojo (cuatro en nueve años), demostrando quién manda (tomando un café a 3.000 kilómetros de distancia). No conformes con vaciarles el gobierno, ponerle al lado un imitador del Calabró al Revés bonaerense y del Voto No Positivo (con el que se vieron obligados a una incómoda convivencia durante 3 años), ahora a través de una operación de prensa tan (trucha que ni merece llamarse tal), lo acusaron de espionaje a la más alta magistratura nacional dejando servida en bandeja su cabeza a la legislatura, donde el oficialismo, integrado por la seccional local de La (agencia de colocaciones) Cámpora, le vota en contra a su propio gobernador (sumado a la espada de Damocles del antídoto federal que justifica una acusación de tal calibre, que el ministro de Seguridad operativo, el Coronel R, se encargó de lanzar).

Ya lo decía don Nicolás “el príncipe debe hacerse temer de modo que, si no se granjea el amor, evite el odio; porque puede ser muy bien conseguir al mismo tiempo ser temido y no odiado, esto lo logrará siempre si se abstiene de robar la hacienda de sus ciudadanos y súbditos, y de robar sus mujeres: y cuando le sea indispensable derramar sangre de alguien, hágalo cuando exista justificación con conveniente y causa ajena.”

Por eso si se aprieta el cogote hay que justificar en el relato por ejemplo con una foto del Gallego Cordobés (segunda opción del Cabezón Lomense, después del Segundón Eterno que vio algo feo y se fue, pero que medía menos que la cadena nacional en Prime Time, perdiendo su ticket a la Rosada que fue a parar a manos de Él, sí porque hubo una época en la que el Cabezón Lomense y Él andaban abrazados) con una foto del Niño Rico Cincuentón (alcalde del artificio de la ciudad llena de elefantes, líder de la oposición que se opone, pero poquito, y procesado por tener al servicio del recontraespionaje del subdesarrollo en el país que ninguna policía ni servicio de inteligencia se depuró después de la Dictadura y en el que el líder del clan familiar hace negocios con el Estado nacional), uno de los símbolos para la mitología Nac&Pop de todo lo malo que tiene este mundo.

En el capítulo sobre el principado civil, Maquiavelo sostiene que "el principado surge del favor del pueblo o de los grandes”: el pueblo puede elegir su defensor o los grandes su campeón. Maquiavelo considera que el príncipe siempre debe tratar de asegurarse, más allá de su origen, el favor del pueblo, al mismo tiempo que no debe descuidar su relación con los grandes. Ponérselos a todos en su contra es peligrosísimo porque tienen los medios para destruir al príncipe si se unen. Debe saber distinguir entre esos poderosos cuáles son sus aliados y cuales sus enemigos, y anticiparse a sus alianzas. Porque “el príncipe está en la necesidad de vivir siempre con el mismo pueblo, pero puede obrar ciertamente sin los mismos magnates, ya que puede hacer otros nuevos o deshacerlos todos los días, así como darles crédito o quitárselo a su antojo”.

Por eso la semana maquiavélica termina con una amenaza del Blue-eyes Gritón de Camisa Desabotonada a uno de los holdings con más negocios con el Estado desde que existe. Pudiendo revisar sus contratos de obras públicas, anular o revisar sus balances desde el asiento en el directorio que el Estado tiene, aplicar las leyes anti-trust, ect; anuncia que puede hacer bajar el precio de la chapa (sólo los come bananas del programa que menosprecia a su audiencia: diciéndoles como son tan giles que siempre se tragaron la píldora ahora le damos la buena; pueden entusiasmarse con esas bravuconadas televisivas).

La Jefa pareció recordar las lecciones de Maquiavelo. No sólo está dispuesta a recuperar el centro y hacer bailar a los demás su mambo, nos recuerda que puede triturarnos con su dedo como cucarachas. Como el Yahvé toránico que podía mandar diluvios, lluvias de fuego y azufre, plagas, etc; el que manda debe ubicar en su lugar a los que no lo hacen.

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