sábado, 30 de marzo de 2013

Semana 13


El problema no es el dólar, sino la inexistencia del “modelo” 

Primero hay un problema de fondo que no se termina de percibir: las condiciones que hicieron posible el funcionamiento de la política económica de los Nac&Pop y del crecimiento a tasas chinas desde el 2002 al 2011 desaparecieron por completo tanto a nivel local como internacional. Nada de lo que había existe hoy. En ese proceso la política económica del Ladriprogresismo –si es que alguna vez hubo una- se fue desarmando y lo que ha terminado apareciendo es un conjunto de parches que van poniendo uno tras otro. La realidad es que desde 2007 en adelante ya no hay política económica.


El segundo elemento central es que la Argentina ha pasado de una etapa de crecimiento acelerado del Producto Bruto, generación de riqueza, a una etapa de estancamiento. Y ese es un dato clave, porque esto implica que en la Argentina ya se ha debilitado la generación de empleo de una manera muy importante, hay una tendencia a la destrucción del empleo en blanco, con el consiguiente crecimiento del empleo ilegal o informal, por lo tanto peor renumerado y con peores condiciones.

Junto con esto tenemos un problema inflacionario grave que deteriora el poder adquisitivo de la población. Y ahora se agrega una situación concreta: nosotros por las características del esquema de producción de la Argentina, por el grado de concentración y extranjerización de las empresas, los dólares que se necesitan para funcionar no están. Y por más que le metan el cepo, la plata se va a de otro modo. Entonces, por un lado la Argentina a juntó 12.000 millones de dólares en el 2012, pero por otro lado se le fueron US$ 15.000 M., por lo que tuvo que poner US$ 3.000 M de las reservas que, por lo tanto, siguen cayendo. 

Hay un escenario de (no) política económica donde, por un lado, la tasa de interés que le pagan los bancos a uno por los pesos que pone en el sistema financiero son menores a la evolución de los precios y a la devaluación del peso. Por lo que la presión sobre el dólar era algo esperable. Nadie puede sorprenderse de que haya tal presión. Tampoco el Gobierno Nac&Pop se puede dar por sorprendido. Lo que en la práctica está pasando es que se está dando paso por paso a lo que cada vez más se parece a un proceso de ajuste estructural. 

Da la impresión de que, por un lado, no se ha querido avanzar en reformas de fondo –la bendita matriz productiva primario-exportadora y dependiente-, entre otras cosas por compromisos de los Ladriprogresistas con los intereses de los grupos concentrados locales y las transnacionales; y, en segundo lugar, hay una cierta mirada que sólo propone colocar parches hasta llegar a octubre. El problema es que en la espera de una nueva consagración plebiscitaria que le devuelva poder simbólico al vapuleado Ladriprogresismo, comienzan a aparecer señales preocupantes. Será muy difícil sostener la situación del dólar paralelo, el déficit fiscal, y el ahogo de las provincias. Por ejemplo la provincia de Buenos Aires tiene un déficit estimado para este año un 70% superior al del ejercicio anterior: 17.000 millones de pesos de déficit. Por eso en sólo tres meses la provincia se quedó sin plata para pagar sus gastos más elementales y, mucho menos, la posibilidad de concederles un aumento a sus empleados

Hasta el momento lo que prima es la segunda opción. Más ahora con las esperanzas puestas en una cosecha récord del “yuyito” sagrado. Esa renta excepcional que sólo se usa para mantener un esquema industrial sustitutivo, absolutamente volcado al mercado interno y sólo sustentable con la protección y el incentivo subsidiario; que demanda importar más de US$ 20.000 millones para funcionar, que no tiene un grado importante de incorporación de tecnología y que paga malos salarios, es una situación que no sirve. Porque, en definitiva, el éxito del supuesto “modelo” es que no pasó de la etapa de contención de la crisis social que motivó el derrumbe del noeliberalismo (caracterizado por una primacía del sector especulativo-financiero con una desindustrialización selectiva y un esquema subsidiario de apoyo al capital local concentrado y las inversiones de las transnacionales) en 2001, pero de ningún modo fue su sustitución o superación por otro modelo productivo. 

Se contuvo porque viniendo de la recesión de 1998-2000 y la catástrofe de 2001-2002; la economía creció fuerte en el periodo 2003-2007. Se generó empleo, por ocupación de parte de la mano de obra desocupada para cubrir la capacidad ociosa del sistema productivo (subsidiado por el Estado, y en manos del capital local concentrado y las transnacionales). Pero a pesar de todo ese crecimiento, el ingreso promedio de los que hoy están ocupados es de $ 3.500. La canasta necesaria para cubrir los gastos de una familia promedio está en el orden de los $ 7.400. Esto determina que 6 de cada 10 hogares no llegan a fin de mes, y 3 de cada 10 hogares son pobres. Este cuadro social, si hay un horizonte de crecimiento se puede contener, si hay estancamiento y no hay mejora es una situación compleja. 

Estamos por vía de la ineficacia del Gobierno Nac&Pop yendo a un ajuste estructural –después no digan que no avisamos-. De hecho, viene ocurriendo en el último año y medio –desde que La Jefa anunció la “sintonía fina”-. El ajuste tuvo hasta ahora la forma del ajuste inflacionario; pero también en la generación de empleo y en el ajuste en los estados provinciales que están en déficit, pero no pueden recurrir a la plata del Anses o a la emisión monetaria. Y en la tercera etapa, en la que entramos ahora, el Gobierno Nac&Pop ha soltado el dólar –fíjense que en lo que va del año, el dólar oficial se ha devaluado en una tasa superior al 20%-. Sumémosle que soltaron las tarifas y los precios en diciembre-enero para imponer un congelamiento temporario para pedirle moderación a los salarios. Eso es ajuste amigos. 

El Gobierno mientras tanto se contenta con festejar el congelamiento –que ahora extiendo otros 60 días más-. La historia reciente muestra que los congelamientos se pueden sostener –dependiendo de la situación política- con cierto éxito de 8 meses a un año. Esto de muy de manual, quizás el día 121 haya algunas salidas parciales, pero que el congelamiento se vuelva a renovar es casi seguro. Eso sí, los congelamientos no prosperan más de 14-15 meses (salvo el del segundo gobierno del Juan Domingo, que luego de un fuerte ajuste y devaluación, se sostuvo entre 1952 y 1953). Por otra parte, al invisibilizarse las ofertas, los supermercados tienen más posibilidades de planchar los precios de lista. Porque la gente va justamente tras las ofertas, para poder ganarle entre un 10 y un 14 por cuento a la inflación real. La facturación real de los supermercados está muy influenciada por las ofertas. Por eso al invisibilizarse, se pueden congelar los precios de lista.

El congelamiento es exitoso especialmente para el Gobierno Nac&Pop para esquivar los debates de fondo. Lo diseñaron con un objetivo plenamente eleccionario y está cumpliendo ese objetivo. La inflación de febrero fue baja, y la de marzo no va a superar el medio por ciento, seguramente, para el Indec. Es exitoso al lado del 3% de la inflación de marzo de 2012, y porque ahora la predicción más negativa prevé para este año no más de 22,5% de aumento de precios, al lado del 26% del año pasado.

Acá no hay un programa. Acá hay objetivos políticos como en 2010-2011, que se cumplieron exitosamente. El consumo se empujó fuertemente, el salario en dólares creció en la Argentina un cuarenta y pico por ciento, las jubilaciones también. El problema es que eso no se puede seguir pagando, ahora estamos pagando el exceso de esos 2 puntos más de crecimiento que tuvieron un éxito político sensacional. Normalmente, después de esos procesos venían los ajustes, devaluaban la moneda, se bajaba el salario en dólares; esto hacía frenar las importaciones y las perspectivas inflacionarias; lo que le permitía al Estado recuperar reservas para poder impulsar un nuevo ciclo de crecimiento. El Gobierno Nac&Pop no ha podido ajustarse por motivos políticos durante todo 2012, y ahora en un año eleccionario, no puede retroceder jamás.

Vos poder hacer subir el salario en dólares como lo hicieron entre 2010-2011 si te sobran los dólares como también ocurrió en ese periodo. Lo que hacés con eso es generar una estampida de compras al exterior de artefactos durables -automóviles, electrodomésticos, artefactos electrónicos-, bienes de confort y combustibles –que nos permiten hacerlos andar-, y si tenés paño llegás bien y siempre ganás las elecciones. Como ahora no tenés paño, y si no querés achicar, o devaluar, no te queda otra que ir a los controles. La economía que crecía en la etapa final del excedente de dólares se la podía empujar hasta el 7%, hoy no se la puede empujar más, y crecemos no más del 4%.

No tenemos ni la economía de 2009 que era una economía de catástrofe con la crisis económica global y una sequía brutal que bajó la producción de oleaginosas en un tercio –con precios internacionales del “yuyito” sagrado que habían bajado también un 30%-, estaba la Gripe A y la pelea con la Cadena Nacional Ilegal del Desánimo por la Ley de Anti-Corpo. En ese contexto el Ladriprogresismo sacó apenas algo más del 30% de los votos. Cuando empujó la economía, sacó el 54%. 

La economía es una economía de 2, es más el año pasado dio apenas algo más de 1, pero la van a poder empujar hasta 4; porque a esa economía de 2, le tenemos que sumar que la cosecha en vez de 90 M de toneladas, va a ser de 104 y porque el mercado automotor va a crecer entre 7 y 14%, y el año pasado cayo 8; todo esto te permite especular 1,5 puntos más, y a esto súmale un tercer trimestre donde la inversión pública va a crecer fuertemente después de un 2012 que fue el de menor inversión pública de toda la era K, porque no fue un año eleccionario, te da cómodamente 4% arriba. De esta manera, más que seguro, el Ladriprogresismo va a ganar las elecciones de octubre.

Lo que el Ladriprogresismo no debe descuidar que los controles de precios y el desdoblamiento cambiario no pueden ser eternos. Conforme pasa el tiempo, se empiezan a ver las inconsistencias de un “modelo” que nunca existió más que como una concatenación de improvisaciones y volantazos. No olvidemos que el 2012 terminó con dos hechos masivos importantes: uno fue el 8 de noviembre que, a lo largo de todo el país, demostró el descontento de los sectores medios y medio bajos urbanos; y el otro fue el paro nacional del 20 de noviembre de la CTA opositora y la CGT opositora. A esto debemos sumarle el efecto contagio que se produjo luego del saqueo en Bariloche –armado por una interna K para destituir a un intendente- que sólo se controló por una rápida movilización del aparato represivo del Estado. Está claro que el Gobierno Nac&Pop está directamente cuestionado por una parte de su propia base electoral del 2011.


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