sábado, 18 de mayo de 2013

Semana 20

Bolero falaz

Semana de especulaciones con cierto grado de verosimilitud, desmentidas enérgicas que no aclaran sino todo lo contrario, de tiros por elevación y globos de ensayo, de jugar al enigmático. La política criolla se juega en un laberinto de espejos que deforman y dicen poco y nada de la realidad; o, mejor dicho, quieren hacerla jugar a su favor, llevar agua hacia su molino, diciendo apenas disimuladas falacias. Juegos sofísticos que tratan de disfrazar de argumentos consignas vacías de contenido en un debate de fondo entre dos supuestos bandos que esconden una misma lógica política y social, apenas matizada por alguna cuestión meramente discursiva, que no pasan de ser meras fachadas de relaciones públicas y marketing político. 

Es esa la primera falacia, y quizás la más nociva y peligrosa, pero al mismo tiempo la más funcional para la cultura política criolla caracterizada por el mesianismo, la intolerancia, la ambivalencia (y ausencia total de coherencia) ideológica, el faccionalismo, la violencia (física y/o simbólica) como herramienta política, y el gansterismo corrupto. Pero tanto el Ladriprogresismo como la "opo" juegan al mismo juego de vaciar de contenido la política como un juego binario de opuestos ideales, donde el lugar del "otro" es el no lugar absoluto del "anti". El debate político en estas circunstancias pierde valor, y se transforma en una compulsa por saber quién es el más fuerte. Quién junta más votos, quién pone más gente en la calle, quién la tiene más larga.

El que se siente fuerte utiliza falacias grandes como una casa, como esa de que la "democracia" es el sistema político por el que la mayoría hace lo que se le canta, porque "democracia" es igual a votar cada dos años. El que pierde recuerda que vivimos en un orden "republicano", al que hay que defender de una supuesta dictadura.

Falacia grande como una casa: "la DiKtadura Nac&Pop o la República". Tremendo sofisma del tamaño de un elefante que algunos esbirros mediáticos (como le gusta llamarlos a La Jefa) utilizan gratuitamente y sin ponerse colorados. No vamos a perder tiempo desmintiendo tamaña insensatez, porque la posibilidad de que se la pasen diciendo tamaña mentira una y otra vez sin consecuencia (más allá de alguna gilada de algún cabeza de trapo que se cree el bolazo de la pelea contra las corporaciones). Es cierto que son faccionalistas y algo autoritarios, pero los Ladriprogresistas respetan el orden constitucional liberal del modo en como se lo ha entendido siempre en nuestro país, caracterizado por la improvisación constante, la arbitrariedad, el amiguismo y el nepotismo, y que caracterizan a todos (sí, a todos) los sectores políticos argentinos.

De esa cruzamos de costa a costa, porque los Nac&Pop abusan de la amenaza del "golpismo de la derecha", reflotando un lenguaje anacrónico y escalofriante: terrorismo y acciones destituyentes de comandos civiles. A ver muchachos, para haber golpe debe haber partido militar o una élite revolucionaria (sino quién diablos va a hacer el Coup d'Etat), y un líder golpista; porque a menos que los destituyentes sean anarquistas, siempre hay un plan (el golpe, siempre esta hecho de antes, no se hace en el momento; bah, a menos que se sigan comiendo el verso del "argentinazo del 2001": ya somos grandes, tenemos vello púbico, debemos trabajar para percibir un salario, pagamos impuestos y el jardín de infantes lo dejamos hace rato). El stablishment financiero y comercial, la decadente élite del campo, los grupos concentrados locales y  las transnacionales tienen un poder de fuego considerable, pueden desestabilizar un gobierno; pero, hablando en serio, más allá de alguna pelea puntual, ¿en qué han modificado el status quo establecido desde la última dictadura los Nac&Pop? (salvo que le crean a las estadísticas de Willie Polémico). 

Además, los Nac&Pop controlan la única corporación capaz de voltear un gobierno (con ayuda o no de los otros actores) desde el '89 en adelante; que mientras use el Estado como su "caja" y la condiciones socio-económicas  acompañen (y, mientras, no reviente por una interna) no van a bajar a ningún gobierno (ni que les apriete el torniquete, sino pregúntenle al Riojano más Famoso, cómo hizo para llegar a los 10 años). 

Otra falacia muy de moda es que la libertad de expresión es la libertad de las corporaciones empresariales que defienden un sólo discurso de clase y acallan mediante la catelización de la agenda de la opinión publicada cualquier alternativa al sistema. Es más, han demostrado en los últimos tiempos, como con falsas dicotomías pueden desviar la atención entre uno u otro "bando" de la misma lógica económico y social, polarizando el debate en una discusión vacía de contenido entre blanco y negro que tratan de ocultar las verdaderas causas de la desigualdad, la dependencia y la injusticia. La Cadena Ilegal Nacional del Desánimo abusa de esta lucha por una libertad de expresión de clase, que oculta más de lo que muestra, y que trata de imponer su mercancía como "información independiente y veraz", cuando no es más que un montón de espejitos de colores que se consumen acríticamente. Por eso el poder político de turno tranza con ellos, y con los otros grupos mediáticos que son exactamente lo mismo, pero con otros dueños.

No son ni los mejores ni los peores. Son los que más éxito han tenido en los últimos 40 años a la hora de acomodarse con el poder de turno (incluso han sobrevivido a competidores ocasionales, que hasta habían llegado a superarlos transitoriamente gracias a los esteroides de la publicidad oficial). Tampoco violan la ley ad hoc que los Nac&Pop le dedicaron (para desarmar el monstruo que ellos mismos habían creado) en una escandaloso divorcio (en el que los chicos que son tomados de rehenes, somos nosotros), sólo apelaron un par de artículos que los perjudican ante la Justicia que impuso medidas cautelares (ampararse en garantías constitucionales no constituye violación de la ley muchachos). Esto demuestra que la la contra de una falacia, puede ser otra falacia.

Como la lucha contra las corporaciones y el imperialismo. Sacado a "La Corpo", díganme muchachos, qué grupo concentrado local o transnacional resignó algo de "la torta". La mayoría vienen tranzando desde la Dictadura Genocida y algunos se sumaron en la década del Riojano más Famoso (agreguemos un par de "nuevos ricos", que más que millonarios mainselfs son  magnates testaferrarios), operando con la misma lógica del negocio seguro del monopolio; el nicho de mercado protegido por la protección arancelaria selectiva, el subsidio del Estado o la renta diferencial geográfica; la colusión con el gobierno de turno; la formación de ámbitos privilegiados de acumulación de la mano de auténticas ingenierías legales y fiscales; la sobrefacturación, el coimeo, el contrato directo o la licitación armada a medida de la obra pública y los contratos de proveedor del Estado.

Por ejemplo tenemos a la familia del Niño Cincuentón que quiere ser presidente (líder de la Oposición Amarilla que se opone, pero un poquito) y que juega a ser Alcalde del artificio de ciudad autónoma (a la que puede gobernar y hasta ser reelecto a pesar de no gestionar). En la "arena" política mediática con acérrimos enemigos. En los negocios son socios. Sino, fíjense en la licitación a medida de las represas de Santa Cruz, en la que además del magnate testaferrario y la "nueva" metrópoli de Asia, está la familia del Niño Cincuentón. Si hasta votaron juntos el traslado de la sede del Gobierno porteño al Sur. Aunque después hubo algunos que hicieron la parodia del artista rasgándose las vestiduras ante la represión en el Borda. Falaces luchadores contra la "represión" que miran para otro lado que cuando el gobierno de Formosa sigue con la Campaña del Desierto para sojizar, o cuando el Coki Chaqueño reprimió a los docentes.

Mientras tanto ninguno discute el saqueo de las mineras  y las petroleras transnacionales; la pérdida de la autonomía de la matriz productiva y de la independencia alimentaria en manos de las multinacionales de los agronegocios; la cartelización de las producciones y los servicios estratégicos entre las menos manos posibles; la mayor dependencia del aparato productivo de la nueva metrópoli extremoasiática que hasta comercializa su producción con la etiqueta de "Hecho en Argentina". 

Con los riesgos que conlleva a una escalada de violencia y faccionalismo, sobre todo cuando el contexto económico no acompaña: sólo tenemos dos certezas: que hoy en día no se debate, sino que se discute sobre falacias, y que de esa lucha no va a salir nada más que una sistemática pelea de cotillón. Para los que no queremos entrar en el ruido, debemos salir de los microclimas, esquivar las agresiones, no entrar en generalizaciones u operaciones, y denunciar lo que une a los extremos: capitalismo, neocolonialismo, falta de debate ideológico e injusticia social.  



© carlitosber.blogspot.com.ar, Mayo 18 MMXIII
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