jueves, 1 de agosto de 2013

Actualidad

La buchoneada del Ministro Chantazzo

Ahora la responsabilidad por el desbarajuste de los trenes no la tienen los concesionarios y los funcionarios corruptos sino los maquinistas que se duermen o chatean con el celular... Don Florencio —que todavía no renunció— (a partir de hoy el Ministro Chantazzo) es un genio. Se ve que este tipo en el barrio sería el típico olfa alcahuete capaz de vender la hermana con tal de seguir lamiendo traseros. Los maquinistas son servidores públicos y esta bien que se los controle, inclusive con cámaras. Ahora bien, los funcionarios también son públicos. Por lo tanto, debería ponerse una cámara en los despachos de cada uno de ellos, para que se pudiera ver cuál es su comportamiento y qué hacen. 


Pero el hilo se corta siempre por donde es más delgado. El Ministro Chantazzo —que todavía no renunció— minimiza las responsabilidades políticas que le caben al Gobierno Nac&Pop, del que forma parte, amparándose en la actitud criminal y temeraria de un puñado de maquinistas que deberían, cuanto menos, ser inmediatamente apartados definitivamente de la responsabilidad de conducir las formaciones y ser sancionados con toda la dureza posible, porque es indefendible que alguien con esa tarea se duerma, esté leyendo o atento al celular. 

Pero, si en algo se debe reconocer a los Ladriprogresistas, es su descaro para no hacerse cargo de todo aquello que los haga tener que asumir errores propios o los obligue, al menos, a dar alguna explicación; y cómo muchos de sus seguidores acompañan y, hasta justifican, estos “silencios”. La alianza con los señores feudales de las provincias, con las transnacionales de los agronegocios, la megaminería, el petróleo y las telecomunicaciones son “alianzas estratégicas lamentables”, pero “necesarias” para el “progreso” del “modelo”. Los casos de corrupción o son inventos de los medios “enemigos de la patria” o “casos puntuales de una forma de hacer política de siempre —en el fondo, dicen, ¿qué gobierno no tuvo algún que otro escándalo?—. La inflación, el cepo al dólar, el control de importaciones también son “inventos mediáticos” o preocupaciones de los tilingos de clase media. Pero cuando se usa la misma estrategia para una serie de tragedias civiles en un medio de transporte concesionado, subsidiado y re-estatizado, y que tengan un éxito similar lleva a pensar cuál es el límite, no sólo de la caradurez Nac&Pop, sino también hasta donde mucha gente o está sedada o fanatizada. 

En ese jueguito perverso entraron muchos foristas-comentaristas de artículos de diarios online que casi festejaban los accidentes ferroviarios que en los últimos meces acontecieron en países del Primer Mundo: Canadá, Francia, España, Suiza. Y mucho más cuando, en el de España, se comprobó que el maquinista tuvo la mayor cuota de responsabilidad porque estaba al teléfono cuando entró en una curva que se debía hacer a no más de 80 Km/h, a casi 200 Km/h. Claro, lo que no dicen los cibernautas Nac&Pop es que se trató de un tren último modelo, que puede levantar esa velocidad, con vías que se bancan que el tren vaya tan rápido, y donde la autoridad de transportes no se apuró en lavarse las manos y las autoridades se apuraron a mostrar sus condolencias —más allá del bochornoso copy-paste del presidente Rajoy— y estar en el lugar de los hechos. Por ejemplo del de Francia hablaron poco, porque rápidamente se pudo comprobar que ahí hubo falla técnica, encima el presidente socialista francés llegó tan rápido que hasta pudo contener a algunos heridos leves —según los protocolos de catástrofe, son los últimos en ser retirados del lugar del desastre—.

Alguien dijo alguna vez que los Ladriprogresistas "nunca va a dar malas noticias, ni mucho menos reconocer un error”. A lo que se podría agregar, que muchos de sus seguidores son iguales de incapaces de reconocerlos. Han llegado incluso a anunciar grandes obras –muchas ya anunciadas y, supuestamente, iniciadas anteriormente, y vueltas a relanzar tras la Tragedia de Once– sin hacer una sola mención de la masacre en la que murieron 51 personas. Hasta un día antes de que la Cámara Federal se expidiera sobre la elevación a juicio oral y público del Caso de la Tragedia de Once, la presidenta La Jefa, en persona, anunció por Cadena Nacional que se iban a cambiar todas las unidades de la línea en la que ocurrió el desastre por trenes cero kilómetro. Más allá fue el Ministro Chantazzo —que todavía no renunció— quien anunció una “revolución” en 60 días en un diario oficialista, y se enojó cuando levantaron la nota los medios opositores y relativizó lo que él mismo había dicho. Pero él tampoco hizo una sola mención de la masacre, ni en su anunciada revolución ni en la desmentida. Vale aclarar que el Ministro Chantazzo es un ex dirigente duhaldista al que le dieron el control de los transportes porque la Tragedia de Once tocó a toda la cúpula que se hacía cargo del tema hasta entonces en el ministerio de Planificación Federal de Don Julio.

Cuando la tragedia volvió a ocurrir en junio en Castelar  —y decí que, esta vez, fue en el sentido a provincia y a esa hora—. El Ministro Chantazzo —que todavía no renunció— se apresuró en lavarse las manos, echarle la culpa al maquinista —igual que había hecho el ex secretario de Transportes que terminó implicado en la Causa por la Tragedia de Once— y abonar la teoría del sabotaje: dijo que no sabe si se trata de un choque o un accidente. Lo que tiene una explicación simple: un desastre causado por la corrupción. Pero por su hiperactividad, el Ministro Chantazzo —que todavía no renunció—, no pudo evitar seguir embarrándola y cayendo en el ridículo. Al otro día dijo que no le pueden pedir que “en un año se pueda hacer lo que no se hizo en 50”. Pero, campeón, pero si están uds. hace diez años. ¿No lo festejaron con una megafiesta en la Plaza de Mayo? ¿Para los trenes no hubo década ganada? Este incompetente y cómplice de la corrupción —que todavía no renunció— prefirió apuntarle a un trabajador forroviario antes que denunciar el 'ferrocidio' implementado desde fines de los 50; pero profundizado a partir de los 90, y continuado hasta el día de hoy; otra de las muestras del capitalismo atrasado, deformado y dependiente —que la década desperdiciada no logró ni quiso modificar—. Y hay bobos que hablan de un "Estado benefactor"; no se puede decir tamaña falacia. Hay tanta gente que no sabe lo que repite como lorito. Simple muchachos, un “Estado benefactor” no le da subsidios a los empresarios y corporaciones —para que mantengan los precios bajos— y a los pobres —para que no se caigan del sistema—; sino que presta servicios públicos de primera para el 100% de la población, empleando a la mayor cantidad posible de gente para lograr el pleno empleo —volviéndose “Estado empresario” de ser necesario—. El “Estado subsidiario” es propio de la lógica neoliberal. Lean un poco antes de repetir consignas y slogans como loritos muchachos…

En fin, si el Ministro Chantazzo enfocara la camarita indiscreta en su oficina, se vería que sólo se despierta para cuando choca un tren, para ir a comer, o cuando suena el teléfono. En ese orden de prioridades. Ahora nos quiere convencer que toda la culpa los muertos es del gordito apoliyando. El casting salió buenísimo pero él ya no está para candidato, y sangra por la herida. ¿De qué sirven las cámaras, si no hay un centro de control general que pueda advertir lo que está pasando en las cabinas, y, de esa manera, evitar un accidente? Es mejor prevenir que buscar la caja negra y las filmaciones después que pasó el accidente. En cualquier accidente hay siempre una cadena de acontecimientos que lleva a dirimir la responsabilidad que le cupo a cada uno los involucrados. Aparte, la foto en que el maquinista está dormido es una denuncia de lo paupérrimo que es el estado del habitáculo. Se ve óxido y una antigüedad importante. Hace recordar a la propaganda de la TV Digital Abierta que mostraba, acompañado por música enternecedora, como un chico en la puna miraba ahora el fútbol. Pero la cámara también mostraba que seguía en patas. La levantaron enseguida.

En definitiva, por donde lo mires la culpa la tienen siempre ellos. Eso les pasa por ser soberbios y por usar las empresas estatales como un seguro de desempleo para los amigos. El Riojano más Famoso privatizó todo en los 90 y no sirvió de mucho: el Estado bobo siguió bancando los déficits de los empresarios amigos. Estos —que hasta el 99 eran los más riojanistas— estatizan hasta su ropa interior y tampoco sirve. En la medida que las cosas sean manejadas por corruptos, empresarios amigos y sindicalistas burócratas nada va a cambiar, no importa si privatizan o estatizan. Lo que tienen que hacer es dejar de afanar.


Invitación

Si quieren saber qué pasa con los trenes en la Argentina, de forma más seria que escuchando al versero del Ministro Chantazzo, y si tienen dos horas, los invito a ver el siguiente documental:




© carlitosber.blogspot.com.ar, Agosto 1 MMXIII
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