sábado, 9 de agosto de 2014

Seamana 32

Ante la recesión, la receta neoliberal de siempre

La industria acumula once meses consecutivos de caída interanual. En la industria automotriz el achique productivo fue del 19%, y le siguieron el sector metalmecánico con 5,8%, plásticos con 6,7% y neumáticos con 4,9%. Según el INDEC, el 95,5% de los industriales no piensa tomar personal sino mantener las dotaciones actuales, y un 3,5% prevé una baja. La autopartista Lear cerró el jueves sus puertas por quince días. Ya despidió a 110 trabajadores y ahora estarían en riesgo 450 puestos de trabajo La propietaria de Paty, Quickfood, despidió a 168 empleados que no serán reubicados en la mudanza de la planta de Martínez, en el norte del Gran Buenos Aires, a San Lorenzo, en la provincia de Santa Fe. La UOM informó que hubo unos tres mil despidos desde enero, y cerca de diez mil trabajadores del sector, suspendidos. El gremio tiene 250.000 afiliados. Por su parte la SMATA estimó unas 12.000 suspensiones y unos 500 despidos. En los primeros cinco meses del año cayó 17% el empleo en la industria electrónica de Tierra del Fuego. Se pasó de 14.539 a 12.652 trabajadores registrados. La señal de noticias C5N despidió a veinte empleados del grupo de medios. Compañía de Medios Digitales (CMD), empresa del Grupo Clarín, despidió la última semana a diez empleados. La autopartista Paraná Metal paró su producción por tres semanas debido a la caída de la demanda. Tiene 152 empleados. Según el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción, la caída en la venta de inmuebles generó la pérdida de 19.000 puestos de trabajo. En el segundo trimestre del año la cantidad de obreros ocupados se redujo un 2% en relación con igual período de 2013, lo que equivale a unos 25.700 empleados menos. Según el índice oficial, el número de obreros ocupados acumula tres trimestres de caída. La reducción de las horas trabajadas en comparación con 2013 fue aún más intensa, tanto por el recorte de horas extra como por las suspensiones. 



Ante este cuadro de situación el Gobierno Ladricorporativista anunció el “Plan Repro” -una ayuda a la empresas y no a los trabajadores- por el cual el Estado cubre una parte del salario del trabajador, que la empresa se evita de pagar. Los programas de training reviven el fantasma de la flexibilidad menemista; La Jefa por (la) Cadena Nacional (de la Alegría) aclaró que no se trataba, en este caso, de esa experiencia. ¿Y qué diferencia un plan del otro? Como si fuera poco, ante el creciente deficit de la balanza de cambio, el Gobierno Nc&Pop insiste en el blanKeo ofreciéndole una mayor comisión al capital financiero especulativo y usurero -ese que tanto desfenestra de forma tribunera cuando habla de los buitres de afuera-.  Más allá de esa flagrante contradicción discursiva -una de tantas-  el Gobierno Nac&Pop persevera en el error: si sólo se consiguió que ochocientos millones de dólares fueran blanKeados, el echo de dar una comisión a los bancos no significa que el público decida blanKear mayor dinero. Quien no lo hizo hasta ahora, no lo hará porque el banco cobre más.

Por eso el impasse que significa el Kicifault! le viene como anillo al dedo al Ladricorporativismo para encontrar a los malos perfectos de su estrecho discurso de "patria o buitres" que compran los zurdos de cartulina ávidos de consumir las epopeyas malvineras escenificadas a través de los medios oficialistas y oficiosos. La culpa de todo la tienen y la tendrán los siniestros buitres, pero por sobre todas las cosas el imperialismo yanky; ahora ambos son igualados en una operación forzada y que vacía de contenido lo que verdaderamente está en juego en la cuestión de la deuda externa. Tan sólo le da una coartada para seguir vendiendo el discurso "progre".

El Gobierno Nac&Pop que lucha contra los buitres y el Imperialismo no tiene la intención ni la capacidad de modificar el funcionamiento neoliberal de la economía, que se consolidó en la maldita década del 90, aunque retóricamente la critique tanto. Así, el predominio de los grandes agentes económicos extranjeros en la economía es un dato tan insoslayable como la existencia de un mercado de trabajo flexibilizado y precarizado. Y que las medidas supuestamente "contracíclicas" anunciadas en la Cadena Nacional del jueves; la represión a los trabajadores de Lear, Emfer y bancarios; el mantenimiento a raja tabla que anunció el jefe del Gabinete de Ministros del injusto sistema fiscal argentino -que pena al salario más que a la renta financiera por ejemplo.- exhiben con toda su crudeza. 

Es verdad que, a deferencia de cuando estaban en el Gobierno en los 90, ahora muestran un interés por procesos de redistribución, pero claramente no llevan a cabo una política social articulada sino una que privilegia programas discrecionales con fuerte contenido clientelar que reproducen la creciente desigualdad. Pero que, en la práctica política más lisa y llana, es una forma de eternizar el poder político mediante esa dependencia del poder discrecional del Estado a través del partido de Gobierno.

El Kicifault! es usado como herramienta de presión contra las reivindicaciones obreras. La Jefa, mientras despotricaba demagógicamente contra  el juez "municipal" -que interviene porque Él firmó la jurisdicción norteamericana en la patriada de 2005-, aclaró que no se puede tocar el impuesto a las ganancias para “seguir distribuyendo la riqueza”. Distribuyéndola hacia la banca, claro está con esto de los Cedines, porque el aumento a los jubilados está 10 puntos anuales por debajo de la inflación y, al ser cada seis meses, pulveriza el ingreso. La línea Ladricorporativista de “unir la acción del gobierno y los sindicatos para cuidar los puestos de trabajo” es la viabilización de los despidos y el keynesianismo trucho usando la plata de la Anses para los Repro -subsidos del Estado para empresas que declaran crisis-, y si hay huelga, la Gendarmería del dinosaurio Bernardo, el Rambo Trucho encargado de la Seguridad.

Es curioso, en este marco, que Ladricorporativistas y "opos" coincidan en que este Kicifault! no es como el default de 2001. Alegan que la deuda dolarizada es, en la actualidad, apenas la mitad del PBI; que solamente el 20% de ella es con privados y que un 8% corresponde a extranjeros. Como se puede juzgar por estos porcentajes, la burguesía local es la acreedora privada principal del Estado argentino. En 2001, de todos modos, la deuda externa era más o menos la misma en términos porcentuales y la mitad estaba en manos de privados -la otra mitad era con organismos internacionales; hoy se encuentra, además, en la cartera de la Anses y el Banco Central. En 2001, la deuda estatal era de 140.000 millones de dólares, en la actualidad es de 250.000 millones de dólares, y se iría a casi 300.000 con el pago en bonos a los fondos buitre o a los bancos que los sustituyan. Las reservas internacionales disponibles son apenas de 15.000 millones de dólares, exactamente igual a los vencimientos hasta diciembre de 2015. O sea que Argentina está objetivamente en default.

Otro argumento para distanciar la situación actual de 2001 es que las tenencias de deuda de la Anses y otras entidades públicas, serían de refinanciamiento indefinido -que no se pagarían nunca, ni los intereses (que se recapitalizarían). Esto sería como haber encontrado la llave de la felicidad. Esto es, obviamente, falso, porque esos organismos poseen los mismos títulos de deuda que el resto de los acreedores. También es falso que a los mismos acreedores solamente les interese cobrar los intereses y no recobrar el capital, porque esto depende de la evolución de la solvencia y capacidad de pago del país, y también de las condiciones financieras internacionales. No es cierto tampoco que haga una diferencia sustancial el que, en 2001, los bancos estuvieran dolarizados y ahora están pesificados: una salida de depósitos, hoy, que podría ser motivada por una devaluación, los dejaría en situación de quiebra. En un caso así no podrían recurrir al Banco Central, como sí hicieron en 2002, cuando se puso fin a la convertibilidad, porque ahora el BCRA tiene un déficit financiero de alrededor de 200.000 millones de pesos y activos incobrables (letras intransferibles al Tesoro) por varias decenas de miles de millones de ¡dólares! El pago de deuda con bonos, en lugar de hacerlo con efectivo, es una señal de incapacidad de pago. Otra manifestación de la situación de default es el déficit del Tesoro, que será de más de 200.000 millones de pesos, sin otra financiación, a fondo perdido, que la del Banco Central quebrado.

El Gobierno Nac&Pop ha buscado no entrar en el impasse, este año, mediante un re-endeudamiento internacional, alegando, él mismo, que Argentina sufría una “restricción externa” -o sea esa incapacidad de pago. Tomar deuda para pagar deuda es el sucedáneo de una refinanciación de la deuda. Esta política ha sido interrumpida por la crisis con los buitres. La luz verde del juez de los buitres a una negociación con bancos extranjeros procura restablecerla. La declaración oficial o no de un default es circunstancial; la crisis capitalista es de conjunto. Una década más tarde, la misma estructura económica ha provocado el mismo derrumbe social.





© carlitosber.blogspot.com.ar, Agosto 9 MMXIV
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